El Pueblo de Indios era reconocido en el derecho indiano como la organización administrativa básica de la República de Indios y ésta era una especie de municipio indígena.
Para lograr su autonomía, los de Jucutacato expusieron a través del procurador de indios que “las autoridades de la cabecera los obligaban a trabajar en la reparación de casas reales”.
Además denunciaron que “los servicios que prestaban no eran para provecho de la república, sino para los oficiales de Uruapan, que tras reconstruir las casas, las arrendaban a españoles radicados en la cabecera”.
Para reforzar sus argumentos en su intento de ser autónomos, los habitantes de Jucutacato de hace dos siglos y medio comprobaron que ellos mismos se empadronaban, recaudaban y pagaban sus propios tributos, sin ayuda de las autoridades de Uruapan.
Argumentaron que en esta ahora tenencia había “bastantes personas muy capaces e idóneas para ejercer los cargos y oficios de república y gobierno”.
En cuanto al control político religioso al que debían someterse, los nativos esgrimieron que tenían una “iglesia competente, con ornamentos, altares, campanas y Hospital, todo muy decente”.
Plantearon que sus fiestas religiosas eran muy aparte de las de Uruapan, con la que comparten hasta la actualidad como santo patrono a San Francisco de Asís.
De acuerdo a los archivos históricos, el 19 de diciembre de 1758 el virrey y la Real Audiencia dan su veredicto en el sentido de que “vuestra excelencia erige en Pueblo formal el barrio de Jucutacato y en consecuencia da la licencia a los naturales de él para que puedan separarse del pueblo y cabecera de Uruapan, jurisdicción de la Ciudad de Pátzcuaro a que hasta ahora han estado sujetos, y les da amplia facultad y bastante para que anualmente y por sí solos puedan observando lo dispuesto por las leyes celebrar su elección de Gobernador y demás oficiales de república que los rijan y los gobiernen como se previene”.
De acuerdo al Archivo General de la Nación, Ramos de Indios, volumen 58, en esa fecha, la población de personas tributarias de Jucutacato estaba integrada por 57 contribuyentes, lo que significa que en ese pueblo habitarían unos 250 nativos.
Para lograr su autonomía, los de Jucutacato expusieron a través del procurador de indios que “las autoridades de la cabecera los obligaban a trabajar en la reparación de casas reales”.
Además denunciaron que “los servicios que prestaban no eran para provecho de la república, sino para los oficiales de Uruapan, que tras reconstruir las casas, las arrendaban a españoles radicados en la cabecera”.
Para reforzar sus argumentos en su intento de ser autónomos, los habitantes de Jucutacato de hace dos siglos y medio comprobaron que ellos mismos se empadronaban, recaudaban y pagaban sus propios tributos, sin ayuda de las autoridades de Uruapan.
Argumentaron que en esta ahora tenencia había “bastantes personas muy capaces e idóneas para ejercer los cargos y oficios de república y gobierno”.
En cuanto al control político religioso al que debían someterse, los nativos esgrimieron que tenían una “iglesia competente, con ornamentos, altares, campanas y Hospital, todo muy decente”.
Plantearon que sus fiestas religiosas eran muy aparte de las de Uruapan, con la que comparten hasta la actualidad como santo patrono a San Francisco de Asís.
De acuerdo a los archivos históricos, el 19 de diciembre de 1758 el virrey y la Real Audiencia dan su veredicto en el sentido de que “vuestra excelencia erige en Pueblo formal el barrio de Jucutacato y en consecuencia da la licencia a los naturales de él para que puedan separarse del pueblo y cabecera de Uruapan, jurisdicción de la Ciudad de Pátzcuaro a que hasta ahora han estado sujetos, y les da amplia facultad y bastante para que anualmente y por sí solos puedan observando lo dispuesto por las leyes celebrar su elección de Gobernador y demás oficiales de república que los rijan y los gobiernen como se previene”.
De acuerdo al Archivo General de la Nación, Ramos de Indios, volumen 58, en esa fecha, la población de personas tributarias de Jucutacato estaba integrada por 57 contribuyentes, lo que significa que en ese pueblo habitarían unos 250 nativos.
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